EL PERFUME
En una Francia del siglo XVIII, cuando nació Jean-Baptiste Grenouille en un puesto de pescados, su madre lo creyó muerto y decidió abandonarlo. Él creció en un orfanato, donde los niños del mismo lugar lo consideraron raro y lo maltrataban, incluso lo trataron de matar. Con el tiempo, él desarrolla sus habilidades al máximo, pues logra identificar qué es lo que huele sin necesidad de verlo. Cuando tiene trece años, la cuidadora de Grenouille lo vende a un comerciante de pieles.
A pesar del maltrato que recibe como curtidor de pieles, Grenouille logra salir adelante. Después, cuando el comerciante lo lleva a París, él empieza a oler a las personas y su olfato superdesarrollado se fascina por una, en especial, una chica pelirroja, a la que trata de seguir y conseguir su olor. Cuando ella se da cuenta, empieza a gritar y Jean le tapa la boca, asfixiándola por accidente. Con este suceso, es como se convierte en un asesino.
Un hombre que nació y que inmediatamente fue abandonado, sin cariño ni amor de su madre, criado en un lugar cruel y vendido como un simple animal sin valor. Grenouille no desarrolla un olor y básicamente no es nadie. Solo es alguien sin personalidad, invisible, sin amor, alguien que posiblemente puede ser desechado y olvidado. Por ello, él busca ese perfume único del cual carece.
La falta de olor lo lleva a una obsesión por encontrar lo que tanto anhela ser y tener, por ello, él empieza a aprender lo que será su fin, haciéndose un maestro perfecto del arte de la perfumería. Además, a su paso, va asesinando a mujeres para preservar ese olor único que distingue en ellas, probando diferentes métodos para guardarlo y saliéndose con la suya ante cualquier persona que intente descubrir quién es el asesino.
Después de muchos intentos por lograr su meta, al fin logra obtener el perfume que él tanto anhelaba, pero es atrapado y llevado a un calabozo. Cuando es hora de su ejecución, es llevado a una plaza donde todos verían su muerte, pero por arte de magia (y unas cuantas gotas de su maravilloso perfume), hace que las personas vean todo con amor. Todos se hincharon ante él. Baptiste logró su cometido, logró que todos lo vieran con un alma trascendental y crea una escena de pasión entre todos los asistentes en la plaza, pero es cuando se da cuenta de que en realidad no es él, es el perfume.
Lo que creó no es lo que él quería, no quería ser alguien con olor, sino alguien que lo amara, tal y como su perfume es. Pues el perfume que creó no tenía la capacidad de ayudarlo a ser capaz de amar ni que alguien lo pudiera amar.
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